Los mayas dominaron mucho conocimiento científico en su época de mayor esplendor. Medicina, astronomía, matemáticas, crearon un calendario perfecto y se consumaron como la cultura con mayor grado de desarrollo en toda la América precolombina. Lamentablemente, la gran mayoría de ese conocimiento y tradiciones se han perdido para siempre y lo único que nos queda es un vago recuerdo que se va mitificando con cada nueva generación. En el ámbito de la literatura podemos encontrar dos tipos de escritos: los códices, que servían para preservar los conocimientos médicos y astrología; y las estelas, que eran escritos para los dioses en un idioma que sólo ellos entendieran. El orden sintáctico de estas últimas era de verbo, sujeto y objeto. Un ejemplo de este tipo de escritos es la Inscripción de Palenque, en donde se narra la historia de la creación del mundo por los dioses -el dios del tiempo caminando para medir los límites del universo- y también se trata de explicar la ascendencia divina de sus gobernantes. Probablemente como un intento de convencer a los colonizadores para que se les dejen regir a sus pueblos aún siendo fieles a los españoles.

Aunque los mayas fueron obligados a olvidar su escritura y aprender el sistema de escritura alfabético, pero, siendo una cultura tan conservadora y fuertemente espiritual encontraron la manera de preservar los conocimientos de sus antepasados. A pesar de que en la hoguera se perdió todo ese saber antiguo, algunos de ellos fueron salvados, no sólo por los mismos mayas, sino que algunos sacerdotes españoles los guardaron para su estudio o simplemente porque veían perderse los secretos de esa civilización tan extraña y desconocida. Algunos de los textos que sobreviven a nuestros días son:

1) El libro del Chilam Balam

Son varios libros con el mismo nombre, pues todos ellos compilaban la sabiduría de cada pueblo en el que se creaba y era sólo el sacerdote local quien podía interpretarlo para ellos. Fueron escritos durante la época colonial. Los que han sido preservados son:

  • Chilam Balam de Chumayel, se considera que es el más completo y por lo tanto el más importante. Fue propiedad del Sr. Obispo Cresenscio Carrillo y Ancona. En 1868, propiedad del Dr. Berendt, fue copiado a mano por él y en 1889 fotografiado por Teobert Maler. Para 1913, George B. Gordon director de Museo de la Universidad de Transilvania, lo fotografió y editó. En 1915 pasó a la Biblioteca Cepeda de Mérida, pero fue sustraído junto con otro escritos antes de 1918, para aparecer en 1938 en venta en Estados Unidos por 7 mil dólares.
  • Chilam Balam de KauaAl igual que el Chilam Balam de Chumayel, fue extraído de la Biblioteca Cepeda de Mérida antes de 1918 y se desconoce su actual paradero. Es el tercero más importante y el más voluminoso, con 282 páginas. Nunca se ha traducido por completo, sólo algunas copias manuscritas de sus recetas por Roys en 1931.
  • Chilam Balam de Ixil. En el Códice de Pérez, una colección miscelánea de extractos de libros de Chilam Balam de Pío Pérez, se dice que procede de Ixil. Pasó también a formar parte de la colección del Obispo Crescencio Carrillo y Anconca. Actualmente se encuentra en la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México y no se ha hecho una traducción.
  • Chilam Balam de Nah. Procede de Teabo, Yucatán. Es también del mismo tipo de Káua, con 64 páginas e igualmente formó parte de la Colección de Gates. El material médico que contiene fue traducido por Ralph L. Roys al inglés y publicado en 1931. Se ignora dónde pueda estar actualmente.
  • Chilam Balam de TekaxNunca ha sido traducido ni siquiera en partes, actualmente se desconoce su paradero, pero se sabe que contiene 34 páginas, sobre temas calendáricos y médico.
  • Chilam Balam de TizimínDescubierto en el siglo XIX en Tizimín, Yucatán, corrió con la misma suerte que el de Chumayel y el de Ixil, pues fue hurtado y encontrado en Estados Unidos. Hasta que fue donado por Laura Temple al Museo Nacional de Arqueología -hoy Museo Nacional de Antropología- en la ciudad de México. En 1870 fue parte de la colección del Obispo Crescencio Carrillo y Ancona y copiado por Berendt.
  • Chilam Balam de Tusik. Fue descubierto en el pueblo de Tusik, Quintana Roo en 1936, ha sido traducido y fotografiado parcialmente pero nunca publicado.
  • Códice de Pérez. No es una copia hecha por los mismo mayas ni un sólo libro, a pesar de su gran importancia. Actualmente reside en una manos de una familia Escalante de Mérida. Es una compilación de varios fragmentos de libros, principalmente de los desaparecidos Chilam Balam de Maní, Ixil y Káua, recopilados por D. Juan Pío Pérez alrededor del año 1870.

2) Los Anales de los Cakchiqueles

También conocido como Memorial de Sololá, Memorial de Tecpán-Atitlán, Manuscrito Cakchiquel y Anales de Xahil de los indios cakchiqueles. Es un texto escrito en Sololá, Guatemala cuya importancia reside en los datos que proporciona y que corrobora  algunos que aparecen en el Popol Vuh, como el hecho que los hombres fueron creados a partir del maíz, también describe el linaje de los cakchiqueles y sus momentos de paz y batallas. Al igual que otros pueblos explican su origen en Tulán, una ciudad mítica en donde viven sus dioses y dignatarios. Plasmas, de igual manera, sus ideas religiosas y en la segunda parte su visión de la conquista española.

3) El Popol Vuh

Escrito en el año 1550 en Guatemala, se cree que sus autores fueron miembros de la nobleza quiché, quienes dominaban una extensa región en el altiplano guatemalteco durante la conquista española. El texto es una gran referencia de la cosmogonía quiché y narra la versión de cómo se creó el mundo. Una historia que se destaca es la aventura de los gemelos semidioses Hunahpú y Xbalanqué, quienes descienden al Xibalbá para vengar la muerte de su padre y su tío a manos de los dioses de la muerte. El texto original se ha perdido, pero se cree que fue escrito en idioma quiché con alfabeto latino. El texto que se conserva es una transcripción del fraile dominico Francisco Ximénez del mismo idioma quiché y fue titulado “Empiezan las Historias del Origen de los Indios de esta Provincia de Guatemala”. Este manuscrito se encuentra en la colección de Ayer de la Biblioteca de Newberry en la ciudad de Chicago.

Popol Vuh significa “Libro de la estera”, las esteras eran símbolo de autoridad entre los antiguos pueblos mesoamericanos, eran utilizadas como asientos para los gobernantes o nobles de alto rango, por ello, Popol Vuh ha sido traducido como “El libro del Consejo”.

Para darnos una idea del contenido del Popol Vuh,  en el próximo post te contaremos la historia de los gemelos del día y de la noche, quienes bajaron al inframundo y retaron a los dioses a jugar el sagrado juego de la pelota para vengar a sus padres, los maestros de la magia que convirtieron a sus hermanos en monos.

 

Estos no son los únicos que existen, la mayoría fueron objeto de saqueo y llevado a otros países, como es el caso del códice de Dresde, que se ubica en el Museo de esta ciudad en Alemania y de este escrito se han basado para las imágenes que hoy conocemos de los dioses mayas, pues su contenido era más bien mitológico y astrológico.