Cenote Zací
El gigante de Valladolid
Era nuestra tercera visita a la maravillosa Península de Yucatán, el año pasado dedicamos tiempo a la ciudad de Campeche, visitando los baluartes y la antigua ciudad de Calakmul, estuvimos en Mérida y por supuesto también llegamos a Playa del Carmen para conocer la famosa Quinta Avenida. Recuerdo muy bien haber escuchado de la ciudad de Valladolid, pues en aquella ocasión el autobús se detuvo unos minutos y de paso alcanzamos a observar un poquito de esta población, me llamó mucho la atención la plaza principal que fue prácticamente lo único que alcance a ver desde mi ventana. Es por esta razón que cuando regresamos a Yucatán, decidimos visitar Valladolid, me sorprendió mucho conocer este lugar pues es sencillamente maravilloso, la gastronomía, la iglesia y la historia detrás de su fachada, el parque principal y el convento de San Bernardino, en fin, un deleite para los amantes mochileros. Quizá lo más sorprendente de todo, fué encontrar un cenote enmedio de la ciudad, y al saber su ubicación, jamás hubiera imaginado que sería de tales dimensiones, quedamos completamente sorprendidos…
Enclavado cerca de la plaza principal de la Sultana de Oriente, es uno de los cenotes a cielo abierto más grandes e impresionantes de la Península. Zací, palabra maya que significa “Gavilán blanco”, era el nombre de la urbe prehispánica sobre la cual se fundó en 1543 la actual ciudad de Valladolid. El acceso al cenote es por un túnel o gruta. Este cuerpo de agua tiene 45 metros de diámetro y una profundidad de 80 metros aproximadamente. Cerca de 40 metros de altura desde la boca al espejo de agua y en la entrada hay una escalera labrada en la roca con barandal que circunda al cenote. Se observan formaciones de estalactitas y estalagmitas que cuelgan del techo rocoso natural que cubre poco más de la tercera parte del cenote.
Este cenote fue parte integral del asentamiento prehispánico y se supone que no funciono como área ceremonial (que si lo era para los Cupules el cenote de Chichen Itzá), y si como para aprovisionamiento de agua. Esta función continuó durante el periodo colonial y el siglo XIX, tal y como aparece en las crónicas y fuentes documentales. En las primeras décadas del siglo XX aparece reportado como balneario popular. Poco después fue incorporado como sitio turístico.
De muy antigua formación, en este lugar las corrientes subterráneas afloraron al derrumbarse el techo de la bóveda del cenote. Una característica de este lugar es la gran cantidad de aves, principalmente golondrinas, que han hecho de este lugar su hogar y que le dan una ambientación sonora al cenote. Uno puede disfrutar de un fresco baño en sus aguas de aspecto verdoso visto desde arriba, pero cristalinas al estar cerca.
De igual forma cuenta con escalinatas que permiten rodear todo el lugar, al terminar de nadar, disfrutamos de la deliciosa comida de la región en el restaurante que se encuentra ahí mismo en la parte superior del cenote. La visita a Valladolid, concluyó con una satisfacción total, y ahora entendemos por que a este lugar se le ha considerado uno de los Pueblos Mágicos de México.
Por: Carlos Varela