México es un país rico en atractivos naturales, en historia, cultura y costumbres. De los muchos atractivos que se tiene, al venir aquí, podemos encontrar zonas arqueológicas -que antes albergaron a cientos de generaciones de nuestros antepasados indígenas-, al igual que hermosas playas para descansar y refrescarte, cenotes, ciudades coloniales. Sin embargo, las edificaciones con motivos bélicos, no son muy comunes. Por eso, el encontrarnos con un sitio como Campeche -con vestigios de fuertes y baluartes, testigos mudos de la resistencia contra la invasión pirata-, nos asombra nada más con imaginarnos todo cuanto pudo haber sucedido cuando estaban en uso.
De los ocho baluartes pentagonales que empezaron a construirse entre los siglos XVI y XVII, quedan siete en buenas condiciones. Estos fueron construidos para contener los constantes ataques piratas que sufrían los pobladores por ser San Francisco de Campeche, el segundo puerto de comercio más importante en la Nueva España, únicamente después de Veracruz. Cuando en 1661, una flotilla de piratas, bajo el mando de Henry Morgan asaltaron dos fragatas mercantes españolas y se retiró sin dar pelea. En febrero de 1663, el corsario holandés Mansvelt o Mansfelt atacó la Villa de San Francisco de Campeche, y dejó grandes estragos en las viviendas, infraestructura y en la vida de las personas, el Gobernador tuvo que pedir ayuda a la Corona Española para construir fuertes en lugar de la vieja iglesia que planeaban derribar para aquella tarea. Fue en ese momento que la historia militar naval de Campeche comenzaba. Los marinos novohispanos dieron una buena lucha y resistieron a los varios ataques posteriores, que no cedieron con el tiempo y si acaso, se volvieron más fuertes y crueles.
Según la Diccionario de la Lengua Española, un baluarte es una obra de fortificación que sobresale en el encuentro de dos cortinas o lienzos de muralla y se compone de dos caras que forman ángulo saliente, dos flancos que las unen al muro y una gola de entrada. Esto es, una especie de fortificación que se construye en los puerto para defender de los ataques por mar. De las edificaciones que se realizaron originalmente, quedan dos fuertes, siete baluartes, tres baterías y dos puertas.
1) Baluarte de la Soledad
Le de su nombre a Nuestra Señora de la Soledad, patrona de los marinos y es el más grande de los otros seis que quedan en pie. Hoy alberga el Museo de la Arqueología Maya, donde puedes encontrar piezas de construcciones de las que antes formaron parte.
2) Baluarte de San Carlos
El nombre es en honor a Carlos II y abarca 840 metros cuadrados. Hoy alberga al Museo de la Ciudad, con todos los documentos de la época de la colonial y posteriores.
3) Baluarte de San Francisco
El Baluarte de San Francisco fue nombrado de esta manera como complacencia para los franciscanos y el segundo más grande, después del de la Soledad con 1,342 metros cuadrados.
4) Baluarte de San Juan
Al igual que el Baluarte de San Francisco, este fue construido para los Juaninos, ya que incluso la iglesia contribuyó con fondos para la que las obras fueran realizadas. Cuenta con 764 metros cuadrados.
5) Baluarte de San Pedro
Alberga al Museo de la Artesanía, y el nombre se lo dieron en honor a San Pedro, para complacer al papado.
6) Baluarte de Santa Rosa
Es el primero en concluirse de los ocho baluartes que rodeaban la villa. Su nombre lo debe a Santa Rosa, la de Lima en Perú, quien se volvió protectora contra los ataques piratas.
7) Baluarte de Santiago
Este baluarte fue el último de los ocho en concluirse, su forma actual difiere en mucho del original que era similar al de San Carlos, actualmente en la parte superior de su entrada se lee 1704, aunque no precisamente corresponda a la fecha de la conclusión de todo el recinto totalmente amurallado, este se concluyó poco antes de 1710. Hoy alberga un Jardín Botánico llamado X’much haltún.
Cuando visitas estas maravillosas fortalezas que en siglos anteriores albergaron a marinos valientes que defendían el puerto de los piratas, es fácil remontar nuestra conciencia a aquella época llena de peligros y aventuras que no cualquiera podía sortear. Visita Campeche y transpórtate a lugares que nunca antes habías conocido.