Equinoccio de primavera en Chichén Itzá
Etimológicamente, el término equinoccio proviene del latín antiguo aequinoctium, el cual significa algo así como “noche igual”.
Ahora bien, digamos que, básicamente, el equinoccio no es más que el evento astronómico que ocurre cuando el eje de la Tierra se coloca de modo que sus dos polos están a la misma distancia del Sol.
TEl equinoccio tiene lugar dos veces al año: sobre el 20/21 de marzo y alrededor del 22/23 de septiembre. En ese momento, el centro solar se encuentra en el mismo plano del ecuador terrestre y los días y las noches tienen una duración similar.
Con la llegada del equinoccio de primavera, la explanada frente a la gran pirámide de Kukulkán, en la ciudad maya de Chichén Itzá, se llena de gente que acude a contemplar el descenso de la serpiente. Durante unas cinco horas, el día 21 de marzo –el prodigio se repite en el equinoccio de otoño, el día 22 de septiembre– se produce un hipnótico juego de luces y sombras, una ilusión óptica que permite ver cómo, sinuosamente, el cuerpo de una serpiente repta desde la cima de la pirámide hasta la cabeza de la serpiente emplumada que se halla en la base. Varias horas antes de ponerse el sol, todos los espectadores están atentos a la aparición de esa forma de luz ondulada que va formando un total de siete triángulos isósceles que parecen tener vida propia.
La pirámide es en realidad un calendario gigante que señala los cambios de estación, el paso de los días y demuestra los profundos conocimientos de matemáticas, geometría y astronomía que los mayas poseían.
Bautizada por los españoles como el Castillo, es el edificio más importante de la magnífica ciudad de Chichén Itzá, que los mayas erigieron en el año 525 d.C. Esta se halla en la península de Yucatán y consta de diecisiete grandes edificios y un cenote sagrado. La visita a este impresionante sitio arqueológico es una de las máximas atracciones de la ruta por este territorio caribeño y selvático.
Con información de NATGEO