La leyenda de la Xtabay

Como turista, es probable que algún día escuches hablar de este nombre, “La Xtabay”. Se trata de una leyenda que todos en Yucatán conocen, famosa por infundir un especial temor en aquellos a quienes se les relata. Aquí te presentamos un resumen de la leyenda original, un tesoro de los relatos populares de la cultura tradicional yucateca.

Un poco de historia

Xtabay o X’tabay, es el nombre maya de una mujer mitológica. La partícula “X“en idioma maya, en este caso, indica género femenino pues es apócope de ix, que significa mujer.

En el Códice de Dresde, aparece una mujer muerta por ahorcamiento a la que se ha llamado “Xtab”, por lo que se cree de manera incierta que Xtabay era la diosa del suicidio.

El Relato de la Xtabay

La leyenda de la Xtabay la establece como una mujer que embruja a los hombres para extraviarlos y matarlos. Se cuenta que en un remoto pueblo de la Península de Yucatán, habían dos mujeres; una se llamaba Xtabay y le decían Xkeban (que significa prostituta, mujer mala o dada al amor ilícito) y a la otra le llamaban Utz-Colel, mujer buena, decente y limpia.

Xkeban sufría un excesivo deseo pasional, por lo que era su afán prodigar su cuerpo y belleza a cuanto hombre se lo solicitaba. Utz-Colel decíase virtuosa y honesta, jamás había cometido desliz ni pecado amoroso alguno.

No obstante y a pesar de su obsesión por el amor carnal, Xkeban era de buen corazón y con toda bondad, ayudaba a los pobres, enfermos y a los desamparados, despojándose de las joyas y finas vestiduras que le regalaban sus enamorados. No era altiva ni hablaba mal de la gente, humildemente soportaba los insultos y humillaciones. Utz-Colel, por su parte, era fría, orgullosa, dura de corazón y le repugnaban los pobres.

Un día la gente no vio salir más a Xtabay (Xkeban). Pasaron los días y por todo el pueblo se comenzó a esparcir un fino y delicado perfume de flores, siguiendo el rastro de tan exquisito aroma, llegaron a la casa de Xtabay a quien hallaron muerta.

Utz-Colel,  enfurecida dijo que de un cuerpo vil y corrupto no podía salir sino podredumbre y pestilencia, que aquello debía ser cosa de los espíritus malignos tratando así de continuar provocando a los hombres. Agregó que, si de aquella mala mujer provenía ese perfume, cuando ella muriera habría entonces un increíble aroma.

Pocas personas acudieron al entierro de Xtabay, y los que asistieron lo hicieron más por lástima y obligación que por gusto. Al día siguiente, su tumba estaba cubierta por flores hermosas y de delicado perfume.

Muchos años después, cuando le llegó la muerte a Utz-Colel, todo el pueblo acudió a su entierro. Para asombro de todos, su tumba no exhalaba un fino perfume, sino que aún cubierta de tierra despedía un hedor intolerable.

Una humilde flor silvestre nació de la tumba de Xtabay se llamó Xtabentún,  que crece en cercas y caminos. Su néctar embriaga dulcemente, justamente como era embriagador el amor de Xtabay.

Utz-Colel se convirtió después de muerta en la flor de Tzacam, un cactus de espinas del que brota una flor, hermosa pero sin perfume alguno, antes bien, huele en forma desagradable que punza de manera terrible y dolorosa.

Una vez convertida Utz-Colel en la flor del Tzacam, comenzó a reflexionar, envidiando con gran cólera lo sucedido a Xtabay, y llegó a la errónea conclusión de que seguramente debido a los pecados de amor cometidos por Xtabay, sucedió todo lo bueno que le ocurrió después de muerta. Y entonces pensó en imitarla entregándose también al amor. No podía estar mas equivocada, pues jamás logró darse cuenta de que si las cosas habían sucedido así, fue por la bondad del corazón de Xtabay, quien se entregaba al amor por un impulso generoso y natural.

Utz-Colel, auxiliada por los malos espíritus del inframundo maya, consiguió la gracia de regresar al mundo de los vivos, las veces que lo deseara, convertida nuevamente en mujer mas no como humana, para enamorar a los hombres, pero con amor nefasto porque la dureza de su corazón no le permitía otro.

La luna, brillante y hermosa, testigo de las noches, cuando Utz-Colel regresaba a la tierra, rezó al tenor del atisbo de la leyenda:  “Pues bien, sepan los que quieran saberlo, que ella es ahora la mala Xtabay la que surge del Tzacam, la flor del cactus punzador y rígido, y cuando ve pasar a un hombre vuelve a la vida y lo aguarda bajo las ceibas peinando su larga cabellera con un trozo de Tzacam erizado de púas. Sigue a los hombres hasta que consigue atraerlos, los seduce luego y al fin los asesina en el frenesí de un amor infernal”.

*Adaptación: Carlos Varela

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