Uno pensaría que por ser la capital de uno de los estados más bellos de México y uno de los más atractivos para el turismo, Chetumal sería una ciudad muy transitada o ruidosa. Sin embargo, la realidad es totalmente opuesta. Por su ubicación geográfica que le hace parecer un tanto aislada, Chetumal es un destino tranquilo, pero lleno de maravillas por descubrir. Si podemos decir que México es un país pluricultural, en Chetumal se hace más evidente. Por los límites fronterizos y por la Zona Libre -un lugar entre México y Belice abarrotado de tiendas con precios bastante accesibles-, puedes encontrar a personas de distintas nacionalidades que viven y conviven ahí. Desde nuestros vecinos beliceños, hasta comerciantes que vienen desde China, India, incluso vemos algunos árabes que te sonríen mientras te ofrecen su mercancía. Puede resultar interesante observar cómo personas de culturas tan variadas se relacionan respetando las costumbres y creencias del otro. Es la tolerancia lo que hace de Chetumal una ciudad tranquila.
Un paseo por las calles del centro -que dista mucho de los centros históricos de ciudades como Mérida y Valladolid, por ejemplo, donde los edificios evocan a la época colonial-, nos remonta a un pasado no tan lejano, pues las estructuras de algunas casas que siguen en pie tienen más similitud a los hogares de Nueva Orleans del siglo XVIII, hechas con madera, a diferencia de las casas que comúnmente construimos en el país, de materiales duros como cemento.
Si no quieres dar un paseo a pie para hacer tu visita más rápida, no te preocupes por tomar un taxi, ya que las tarifas son muy bajas y accesibles para los visitantes. Una vez que hayas tomado el taxi, te recomendamos un paseo por el Boulevard durante la tarde, cuando la caía del sol en el horizonte marítimo te dejará soltar más de un suspiro.
Por la noche, puedes visitar la explanada, que además de la cercanía al mar que te regala una deliciosa brisa, venden comida que sólo los mexicano conocemos que se venden en los parques, como son esquites, marquesitas, tacos, chicharrones, raspados, algodones de azúcar, etc. Si pasas por algún parque, por lo menos en la Península de Yucatán, no pierdas la oportunidad de probarlos. Además de todos estos alimentos, los niños pasan un buen rato en los carritos en renta, los juguetes y globos que venden. Chetumal es una excelente ciudad para pasar unas vacaciones tranquilas y en familia. En tal caso, podrías visitar el zoológico del Centenario, con especies de animales salvajes para que los niños conozcan con sus propios ojos. Al igual que el Museo de la Ciudad, que se encuentra sobre la avenida de los Héroes, está en un edificio construido por el Presidente Lázaro Cárdenas en 1939.
Si posees un espíritu aventurero, puedes aprovechar la cercanía al Río Hondo, que funge también como frontera entre México y Belice. Los pueblos que se han establecido a orillas de este, son tan peculiares como interesantes. Está cerca el ingenio azucarero Javier Rojo Gómez, que le da trabajo a miles de campesinos que venden su cosecha de caña de azúcar a la fábrica que le da su nombre. La belleza de estos pueblos radica en el paisaje del camino, en donde se asientan dichos cultivos. Podrás ver las amplias extensiones de sembradío y más atrás de ellos, las montañas en estado casi virgen, donde pumas y puercos de monte mantienen a raya a los imprudentes.
El Río Hondo, cuya extensión total es de 209 kilómetros y que desemboca en la bahía de Chetumal, abarca gran parte en la frontera con Belice. Por ello, si rentas una lancha en alguno de los pueblos colindantes, fácilmente puedes cruzar de un sitio a otro, podrás experimentar el estar en dos sitios al mismo tiempo. El último pueblo, La Unión, está separado únicamente por una valla de alambre de púas, de un pueblo con pobladores menonitas. Es impresionante como una sola valla separa una cultura completamente opuesta a otra, se puede ver desde el lado mexicano el distinto orden de las viviendas y transporte.
Cuna del mestizaje en Quintana Roo, por Gonzalo Guerrero y la princesa Zacil, Chetumal tiene toda una historia que espera a ser contada. Anímate a visitar este ciudad tranquila y bella y aventúrate a las pequeñas localidades plagadas de leyendas antiguas que las familias transmiten de padre a hijo en cada generación. Con belleza única en los paisajes de los caminos, no te lo puedes perder.