La esencia de los medios de transporte, en un principio, era trasladar a las personas en largas distancias. El trabajo que los animales de tiro hacían fue posteriormente reemplazado por estas máquinas. Pero con el mejoramiento progresivo de la tecnología década tras década, ha hecho a estos medios más ergonómicos, con un límite de velocidad mayor y con utilidades propias de las computadoras, es por eso que medios clásicos han ido quedando prácticamente en el olvido.
Grandes inventos que revolucionaron los sistemas económicos preponderantes de la época y que fueron antecesores de lo que hoy conocemos y estamos acostumbrados.
En un principio, eran utilizados para transportar principalmente a las personas, además de ciertas cargas que mejoraban el sistema de comercio nacional. Pero, con el pasar de los años, y el mejoramiento de los automóviles, además de la producción en masa de los mismos -ideada por Henry Ford-, que por lo mismo se abarataron los precios y se hicieron más accesibles, los ferrocarriles fueron relegados a la función de transportar únicamente mercancías y cargas pesadas.
En 1857, durante la gobernatura de Santiago Méndez fue que la idea de construir una vía férrea en Yucatán, pero no fue sino hasta 1912 que se consolidó el proyecto. Entre 1898 y 1906, durante la presidencia de Porfirio Díaz y siendo gobernador de Yucatán Francisco Cantón, se inauguran las rutas: Mérida-Campeche (1898), Mérida-Peto (1900) y Mérida-Valladolid (1906). En 1912 se inaugura la vía Mérida-Sotuta y en 1913 la vía Mérida-Tizimín. Durante el gobierno de Salvador Alvarado quien incautó el dominio de los hacendados sobre el transporte ferroviario, se constituye la compañía Ferrocarriles Constitucionales, el 15 de mayo de 1915.
Para 1977, durante la presidencia de José López portillo, se unifican las asociaciones regionales de ferrocarriles y en 1986 pasan a formar parte de los Ferrocarriles Nacionales de México. Pero poco a poco, y con la falta de interés para mantener los proyectos de transporte ferroviario de por medio, se va perdiendo la importancia de estas bestias del camino. Hasta que durante 2002, la Asociación Amigos del Museo del Ferrocarril -dueños de las máquinas que se exhiben-, abrió sus puertas a los visitantes interesados en conocer la historia del ferrocarril a nivel nacional y en el estado. Es una asociación que no depende de los recursos del Gobierno, por lo que mantiene el museo por medio de cuotas mínimas de recuperación.
El Museo de los Ferrocarriles expone, locomotoras, cabuses, vagones y furgones de principios del siglo XX, es el segundo museo -de este tipo-, más grande en México, sólo superado por el Museo Nacional de los Ferrocarriles, ubicado en Puebla.
Puedes visitarlo de miércoles a domingo de las 9:00 am a 14:00 pm, por una cuota de $30 pesos por persona, cuyas ganancias se destinan para la restauración y cuidado de las piezas exhibidas.