¡México vence a Croacia y el equipo entero es decapitado…!

Esta nota sería el titular en cualquier periódico del mundo si se continuara hoy ejerciendo el antiguo ritual de uno de de los antecedentes del moderno balompié. Al principio, el “juego de pelota” (Pok Ta Pok entre los mayas) no era considerado deporte, sino una actividad sagrada para conocer el designio de los dioses y en algunas culturas quien perdía era decapitado. Existen las creencias que aquí podrían haber incursionado las primeras “apuestas” por los equipos favoritos y de esta manera profanar el verdadero objetivo del ritual. Simbolizaba la lucha entre los poderes del día y la noche, la luz y la oscuridad, acompañada con el sacrificio y la decapitación, tal como se ve en Chichén Itzá y en relatos mayas existentes como el Popol Vuh.

Una gran cantidad de espectadores sentados a lo alto de los muros y los jugadores, divididos en dos equipos, colocados frente a frente, son la esencia de lo que conocemos como “porras” o “barras” de aficionados hoy en día. A lo largo de las banquetas; se trataba de que la pelota estuviera en constante movimiento, sin rebasar ciertas marcas, pegándole exclusivamente con el codo y el cuadril, las rodillas, las asentaderas, la cadera, la cabeza y los hombros, la contundencia en el triunfo era determinada, en cualquier momento, haciendo pasar la pelota por el aro.

En el fútbol de hoy,  nadie pierde físicamente la cabeza, aunque como sucede a veces en casos de expulsiones sin sentido, la pasión y emoción  pero la esencia del juego sigue vigente, y en algunos casos ganar o perder es cuestión de vida o muerte, al menos para los apostadores.

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