En el centro de la ciudad de Mérida, también hay algunos tesoros escondidos. Debajo de los edificios coloniales y los parques en los que jugaron nuestros abuelos, hay más historia de la que podrías imaginar. Además de las voces del pasado que recorren los rincones de esta emblemática ciudad, nuevos descubrimientos nos esperan en los lugares menos esperados. Quién iba a pensar que dentro de una escuela pudiera haber un cenote, bellamente cuidado por la naturaleza para el disfrute de nosotros. En más de un sitio impredecible hay maravillas incontables. Aquí tres ejemplos de ellos, los cenotes Villa María, Tulipanes y Tívoli, que pocas personas conocen y que están dentro o en los alrededores de la ciudad.

El cenote Villa María, que se ubica en la calle 27 entre 20 y 122 de la colonia García Ginerés, en los jardines de una residencia propiedad de las hermanas Misioneras de María Inmaculada, es un cenote no abierto al público, aunque ocasionalmente recibe a grupos escolares. Ha sido protegido y bien cuidado por los diferentes propietarios de la casa donde se ubica. Incluso, está acondicionado con escaleras, pasamanos y pórtico -estilo neoclásico-, además de iluminación interior que permite disfrutarlo a cualquier hora.

Luego está el cenote Tívoli, que se encuentra en el interior del Instituto Comercial Bancario, ubicado en la calle 62 con 45 del Centro.

Se trata de una bóveda inundada por un cuerpo de agua cristalino que ha servido durante años para el disfrute de vecinos y visitantes.

Al igual que en el caso anterior, los sucesivos dueños del predio han respetado y conservado en buenas condiciones el cenote.

Al parecer los dueños originales del predio donde está el cenote lo bautizaron en honor de una fuente italiana.

Las paredes de los cenotes visitados son del mismo tipo de piedra, llamado carso, que permite el paso del agua, de manera que ésta se convierte en la “arquitecta” de la cavidad.Aunque las aguas parecen tranquilas, están en constante movimiento y propician la horadación ininterrumpida, lo que ha modificado con el paso de los años la forma e interior del cenote. Anteriormente el lugar era un balneario, ya que incluso se le construyó una explanada para comodidad de los visitantes, ahora su uso es muy limitado, a fin de evitar la contaminación y posible destrucción. Los cuidados están a cargo de la administración escolar.

Por último el cenote Tulipanes, ubicado en la calle 42 por 43-A de la colonia Industrial. Se encuentra en el interior del restaurante del mismo nombre y actualmente aún se ofrecen ahí representaciones de rituales mayas para grupos de turistas que acuden al lugar.

El agua de este cenote también se utiliza para el riego de los jardines del restaurante, así como para llenar una gran pecera que está en el interior del mismo. Ha sido atractivo turístico durante más de 50 años.

 

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